Daer ratifica el paro general del 10 de abril y pone la lupa sobre la indefinición de la UTA
El secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Héctor Daer, confirma este lunes que el paro general previsto para el jueves 10 de abril se llevará a cabo sin modificaciones. En conferencia de prensa, el dirigente gremial lanza duras críticas al gobierno nacional y al mismo tiempo apunta con firmeza contra la incertidumbre que rodea la postura de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el gremio que representa a los choferes de colectivos.
“El paro es el día 10 de abril, de 24 horas. Y el día 9, a partir del mediodía, nos vamos a movilizar al Congreso”, anuncia Daer con determinación. A pesar de los canales de diálogo abiertos con el Gobierno, aclara que no hay margen de negociación. “Con el Gobierno hay diálogo, pero no hay negociación”, remarca el líder sindical, descartando cualquier posibilidad de levantar la medida de fuerza.
Críticas a las políticas del Gobierno
En medio de la convocatoria al paro general, Daer no escatima críticas al rumbo económico que lleva adelante la administración de Javier Milei. “Las propias medidas macroeconómicas del Gobierno nos están llevando a un círculo vicioso”, afirma, y denuncia que la actual gestión solo ha logrado profundizar los desequilibrios sociales.
Según el sindicalista, la fórmula del Gobierno se basa en “liberar todos los precios y cuando se le corren, pisar salarios, jubilaciones e ingresos fijos”. Desde la CGT, agrega, se busca un país que fomente el desarrollo y el empleo, pero considera que las decisiones oficiales empujan a la Argentina hacia un ciclo de decadencia.
La indefinición de la UTA genera tensión en la CGT
El foco también está puesto en la postura de la UTA, uno de los gremios más relevantes a la hora de garantizar el impacto del paro general, especialmente en ciudades como Rosario, donde el transporte público de pasajeros es clave para la actividad cotidiana. La falta de una definición por parte del sindicato de colectiveros mantiene en vilo a la central obrera y al propio Daer, quien cuestiona la pasividad del gremio frente a una medida votada por unanimidad.
“Una conciliación obligatoria sectorial no imposibilita la adhesión al paro de la CGT”, señala Daer, aludiendo a la situación legal que atraviesa la UTA por un conflicto salarial en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). “Esperamos que la UTA entienda que son parte de la CGT”, remarca con tono de advertencia.
Silencio desde Rosario y tensiones con la conducción nacional
En Rosario, la situación no es distinta. Desde la delegación local de la UTA manifestaron que no fijaron posición porque aún no recibieron instrucciones de la conducción nacional. “UTA Rosario no fijó posición porque UTA nacional no comunicó a sus seccionales ninguna decisión”, asegura un vocero consultado por La Capital.
Ese silencio genera preocupación. Si la UTA no se pliega al paro, en Rosario se verán colectivos circulando con normalidad el próximo jueves, lo que implicaría un golpe al impacto esperado por la CGT en términos de visibilidad y alcance de la medida.
La conciliación obligatoria: argumento legal o excusa política
El argumento que esgrime la conducción nacional de la UTA, encabezada por Roberto Fernández, es la vigencia de una conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo el pasado 28 de marzo, tras un conflicto salarial en el AMBA. Esa conciliación, que impide realizar medidas de fuerza, sigue vigente y alcanzará los 12 días justamente el 10 de abril, es decir, todavía dentro del plazo legal.
No obstante, puertas adentro del sindicalismo se señala que la verdadera razón del posible desacople de la UTA responde más a una disputa política entre Fernández y el triunvirato que lidera la CGT. Según trascendidos, Fernández y el gremio ferroviario La Fraternidad se habrían enterado del paro general por los medios de comunicación, lo que generó malestar y una sensación de haber sido dejados de lado en la toma de decisiones.
El peso simbólico y político del paro
La adhesión o no de la UTA al paro de la CGT será determinante no solo en términos logísticos, sino también simbólicos. Un paro sin transporte público en las grandes ciudades paraliza por completo la actividad económica y refuerza el mensaje político de la central obrera frente a la Casa Rosada. En cambio, colectivos circulando normalmente debilitarían el impacto mediático y social de la medida de fuerza.
Mientras tanto, Daer y la CGT siguen firmes en su postura: el paro va, con o sin la UTA. Pero el escenario final, como en tantas otras ocasiones en la historia sindical argentina, dependerá de las últimas jugadas y alineamientos que se definan en las próximas horas.