Fito Páez y Fabiana Cantilo: un amor que trasciende el tiempo
En la medianoche del 3 de marzo, Fito Páez volvió a demostrar el cariño inquebrantable que lo une a Fabiana Cantilo, al dedicarle una emotiva publicación por su cumpleaños. Con una serie de fotos que recorren distintas etapas de su historia juntos, el rosarino celebró a la cantante con un mensaje cargado de amor y admiración.
«¡Feliz cumpleaños ángel de mi vida! Que todo te sea dado. Que todo se te brinde. Que la vida te regale más amor, más luces y más amor y más amor y más amor. Te amo sin fin», escribió Páez en sus redes sociales, reafirmando el lazo inquebrantable que los une desde hace cuatro décadas.
Un vínculo que nació con la música
La historia de Fito y Fabi comenzó en 1984, cuando se conocieron grabando Piano Bar, el icónico disco de Charly García. Lo que empezó como una complicidad artística se convirtió en una relación sentimental que dejó huella en ambos. Si bien el romance terminó seis años después, el afecto jamás se diluyó.
El vínculo entre ellos quedó inmortalizado en la serie El amor después del amor (Netflix, 2022), que recreó el comienzo de su relación, desde el primer beso en una terraza hasta la tormentosa separación en un momento complicado para ambos.
Un amor que se mantiene vivo
Fabiana es una presencia recurrente en los recitales de Fito, y cada vez que comparten escenario, el público es testigo de la química intacta entre ambos. Sin reservas, se han dedicado palabras de amor y admiración mutua a lo largo de los años.
Páez mantiene una relación similar con otras ex parejas, como Cecilia Roth, madre de su hijo Martín, a quien también ha homenajeado en sus redes. De hecho, la buena relación entre sus exes quedó en evidencia cuando Roth recordó en una entrevista que solía hacerle milanesas a Fabiana, en una anécdota que dejó en claro el respeto y la armonía entre ellos.
El amor entre Fito y Fabiana trasciende el tiempo y los formatos. Más allá de las etiquetas, siguen siendo compañeros de ruta, unidos por la música y por un cariño que, a juzgar por las palabras del rosarino, es infinito.