Crimen en bajo Ayolas: hablaban de la travesura de un chico cuando los acribillaron a balazos
«Lastimaron a una criatura que no tenía nada que ver, la piba y su mamá tampoco. Lo que a mí me llegó es que se equivocaron de casa, que tiraron por tirar a gente que no tenía nada que ver». Así describió un vecino del bajo Ayolas el ataque a balazos que se cobró la vida de una chica de 18 años y dejó herida de gravedad a una mujer, madre de la víctima fatal, y a un nene de 12 años. Fue cerca de las 22.30 de este miércoles, cuando los homicidas llegaron en auto a la entrada del pasillo, uno de ellos se bajó y disparó una ráfaga de balazos. Luego escaparon del lugar.
A la altura de Ayolas y la colectora de Circunvalación, en el extremo este del barrio Tablada y frente al puerto, hay una serie de pasillos que, aunque todos se conectan entre sí, pueden ser laberínticos para quien no los frecuenta. Son muy angostos y conducen a viviendas precarias. La mañana de este jueves por esos pasillos, mientras algunos vecinos hacían mandados o bajaban a la calle con sus carros vacíos para salir a cartonear, otros comentaban el tremendo ataque de la noche del miércoles.
Una piba del barrio, de 18 años, fue asesinada. Su madre resultó herida y un chico de 12 también recibió balazos. Todos se conocían entre sí. El comentario del vecindario encontraba su punto común en la indignación por un contexto de violencia que tuvo su episodio trascendente este miércoles pero que, tal como sostienen, es algo de cada día.
«En este barrio no se puede vivir tranquilo. Todas las noches se escuchan tiroteos, se ven a pendejos corriendo con las pistolas en la mano», contó un joven a La Capital. La conversación se dio en la puerta de la casa en la que había ocurrido el crimen, la primera vivienda que se ve desde el ingreso de uno de los pasillos que nacen en la colectora de la Circunvalación. Minutos después salió de esa casa Carina, la madre de Vladimir, el nene de 12 años que resultó herido por los balazos. Los vecinos que pasaban le preguntaban sobre el estado de salud del chico y ella apenas podía cortar el llanto para alcanzar a decir que su hijo estaba mejorando.
Cerca de las 22.30 del miércoles Carina se preparaba para cenar con sus hijos y dos nietos cuando golpearon la puerta de su casa. Al asomarse vio que estaba Elizabeth, una pibita del barrio, junto a su mamá. «Vino a ponerme una queja por las travesuras de mi nieto, que andaba tirándole venenito», dijo la mujer refiriéndose a una suerte de gomera hecha con el pico de una botella y un globo. Estaban conversando, como dijo la mujer «cosas de vecinos», cuando fueron sorprendidos por una ráfaga de balazos.
Elizabeth Jazmín Arminchiardi, de 18 años, murió producto de varios balazos. Su madre, Silvia C., de 43 años, quedó herida y según fuentes oficiales se encuentra en estado crítico. Vladimir, el nieto de 12 años de Carina, recibió algunos balazos en las piernas pero su estado de salud no es grave. Desde el Ministerio Público de la Acusación no aportaron detalles sobre la mecánica del hecho, sino solo sobre sus consecuencias y las medidas que el fiscal de Homicidios Gastón Ávila dispuso para el inicio de la investigación que llevará adelante. Solo trascendió, aunque no oficialmente, que en horas de la mañana del jueves fue hallado un Ford Focus con pedido de secuestro por robo, incinerado a cinco kilómetros de la escena del crimen, en Escalante al 6500, que podría haber sido el vehículo en el que se trasladaban los homicidas.
Pasillos violentos
En los pasillos de Ayolas aseguran que el ataque fue por error. La víctima fatal vive a varios metros de donde ocurrió el hecho y se encontraba ahí de pura casualidad. En tanto, sobre la mujer que vive en la casa, aseguraron que es una trabajadora que está a cargo de varios hijos y dos nietos. «Lastimaron a una criatura que no tenía nada que ver, la piba y su mamá tampoco. Lo que a mí me llegó es que se equivocaron de casa, que tiraron por tirar a gente que no tenía nada que ver», contó un vecino. «A la señora la conocemos todos, no tiene problemas con nadie. La otra chica y su mamá tampoco. La familia cartonea, labura, no son personas que andan en la mala vida», agregó.
Por esa razón suponen que los homicidas concretaron el ataque sobre un blanco equivocado. El relato de algunos testigos apunta a un auto que llegó al ingreso del pasillo, del cual se bajó un tipo que apuntó, disparó y de inmediato se dio a la fuga. «Fue con una ametralladora, en un segundo, prrrra, se escuchó, tremendo», dijo un muchacho que vive en lo alto de uno de los pasillos. «Cuando bajé vi a la chica tirada ahí y volví a subir temblando. Bajé porque me habían dicho que era una amiga. Era impresionante la cantidad de balazos que tenía. No quise mirarle el cuerpo pero en las piernas tenía muchos disparos», contó.
Los vecinos aseguran que este hecho trascendió porque hubo una piba muerta y otros dos heridos, pero que los tiros son una constante en la noche. Nadie quiere más que ellos despojar este sector de Tablada del estigma de ser una zona peligrosa, por eso aseguran que hay mucha gente humilde y trabajadora. Pero a su vez no pueden evitar el disgusto por lo que les toca vivir a diario.
En ese sentido, uno de los vecinos describió una imagen que, asegura, se volvió habitual. «Por ahí estamos en el pasillo porque saco a mis hijos chiquitos a que jueguen un rato y veo a los guachos que pasan ‘embarbijados’ con los fierros en la manos. Es feo porque si se les escapa un tiro te matan a un hijo», sostuvo. «A la madrugada se escuchan las corridas, los pasos, todo el tiempo, andan los guachos armados haciendo cualquiera», remarcó.