El cumpleaños VIP golpea a Alberto Fernández y dispara una crisis de final abierto
Analistas coinciden en que el impacto del escándalo sobre la figura del presidente será alto y le resultará difícil despegarse
La difusión de las fotos del festejo de cumpleaños VIP que protagonizó Fabiola Yañez detonó un escándalo político que golpea al gobierno del Frente de Todos y, en particular a Alberto Fernández, en varios niveles. Pero además, se abre un signo de interrogación sobre el impacto electoral de la polémica y la capacidad de distintos sectores opositores, sobre todo los más extremos, para presentarse como una alternativa frente a la “casta política”.
La imagen de Fernández, Yáñez y un grupo de amigos de la primera dama en la Quinta Presidencial de Olivos en un momento en que las reuniones sociales estaban prohibidas y el gobierno bajaba una línea dura contra quienes incumplían las medidas sanitarias generó una ola de rechazo en toda la sociedad, incluso entre los adherentes del gobierno.
Uno de los pilares de la democracia es el principio de legalidad: la ley debe estar por encima de todos, aún —y sobre todo— de quienes hacen las normas. Si a eso se le suma la crisis, una sociedad de pulsión igualitaria como la argentina y un gobierno que se autopercibe progresista se añaden ingredientes para que el episodio se convierta en un cóctel explosivo.
“Estamos hablando de una falta grave, una metida de pata severa por parte del presidente”, sostiene el politólogo Juan Negri, director de las carreras de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella.
Y agrega: “Al principio el oficialismo encaró la cuarentena desde una posición muy punitivista y esto hace más evidente el error. A todas luces es una crisis y parece ser más grave que la del vacunatorio VIP, porque en ese momento se actuó rápidamente y Fernández no quedó salpicado directamente. Acá al estar involucrado es más difícil que pueda despegarse y que la imagen del gobierno no quede empañada”.PUBLICIDAD
Además, Negri señala que el episodio expresa cierto ejercicio patrimonial del poder (en el sentido planteado por el sociólogo Max Weber), ya que quienes gobiernan “no se vislumbran como parte de la ciudadanía a la que representan sino como propietarios de ese Estado que ocupan, por encima de los demás” y advierte que esto puede reducir la capacidad del gobierno para tomar decisiones legítimas.
La filtración de un festejo en Olivos en el momento más duro de la cuarentena generó una tormenta política
Para el politólogo Federico Zapata el escándalo golpea no sólo la imagen sino también la reputación. “A diferencia de la imagen, la reputación no se modifica en el corto plazo, es fuente de ventajas competitivas y es un activo fundamental para enfrentar una crisis multidimensional -económica, sanitaria, social y psicológica- como la que atraviesa el país”, explica el director de la consultora Escenarios.
El sociólogo Carlos De Angelis advierte que el episodio “lleva a un deterioro casi final de la figura de Alberto Fernández” y proyecta que el impacto mayor será después de las elecciones. “Por su actuación está claro que se transformó en un presidente de transición, y se va a abrir la disputa por quién será el candidato del peronismo. Vamos a ver ciertos sobresaltos sobre la figura de Alberto”.
La socióloga Celia Kleiman, directora de la consultora Polldata, evalúa que el impacto es alto, porque toca un tema sensible, dado el deterioro económico, sanitario y psicológico que la pandemia produjo en la sociedad. Sin embargo, también cree que puede terminar diluyéndose, porque en la agenda de gran parte de la sociedad hay preocupaciones más graves e inmediatas, relacionadas con la economía, la falta de trabajo y la inseguridad.
A diferencia de la imagen, la reputación no se modifica en el corto plazo
Modo grieta
En el corto plazo, uno de los interrogantes principales es sobre el daño que puede sufrir el oficialismo en las elecciones. El Frente de Todos apostaba a recostarse en la campaña de vacunación, la incipiente pero heterogénea reactivación económica y la unidad del Frente de Todos para retener todo lo posible del caudal electoral de 2019 pero el bombazo que significan las imágenes podrían generar una fuga de votos hacia otros espacios.
Negri cree que el conflicto se procesará en clave de grieta. “Se va a profundizar el encono de los sectores opositores, pero los propios votantes -aún cuando reconocen que fue un error- lo van a seguir votando”, proyecta.
“Los votantes duros de las dos coaliciones funcionan con parámetros cuasi-religiosos, solo evalúan moral y éticamente las fallas de los adversarios justificando las propias, por lo que el hecho no va a tener impacto político en los núcleos duros de las dos coaliciones”, analiza Zapata.
Y agrega: “Las preguntas son cuánto de la elección se juega en el votante crítico, qué peso electoral tiene ese votante transcurrido el segundo año de la crisis pandémica, y qué fortaleza tiene la marca ‘Frente de Todos’ para suplir una crisis de autoridad autoinfligida”.
De Angelis observa que el votante blando —ese que votó a Macri en 2015 y a Alberto cuatro años después— hoy está dudando. El problema, indica, es que ese segmento del electorado no tiene muchos instrumentos para castigar al gobierno. “Entre los candidatos del macrismo o del posmacrismo no aparece esta contrafigura”, señala.
Pasto para los outsiders
Otro interrogante es si a los sectores políticos que vienen machacando por derecha y por izquierda contra “la casta política”, como Javier Milei y el FIT, se les abre un campo fértil para crecer.
“La ausencia de disculpas del presidente, su tibia autocrítica e intento de explicar lo inexplicable, el relato de su jefe de Gabinete calificando a dicha reunión como un ‘descuido’ o un simple error, con el innecesario agregado de que la aparición de la foto forma parte de una campaña de la oposición para generar escándalos, son todos elementos que ellos mismos dejan servidos en bandeja para que efectivamente se genere este efecto”, sostiene Kleiman.
En la izquierda y la derecha del arco político machacan con la idea de la «casta política»
De Angelis percibe que “hay más tela para cortar que dirigentes en condiciones de hacerlo”, situación que puede generar un beneficio provisorio para el Frente de Todos.
Zapata subraya que las crisis de reputación son un terreno fértil para el fortalecimiento de outsiders. En este caso, plantea, provendrán de “una nueva derecha anti-estado y anti-elite”. “Es decir, una especie de anarco-liberalismo popular, con la excepción de Facundo Manes que se lanza desde un partido político tradicional como la UCR. Es probable que estos actores puedan capitalizar el efecto de este nuevo ‘gate’ atrayendo a esos votos desencantados”, afirma el consultor.