Central se queda con el clásico y refuerza su protagonismo en la Copa de la Liga
Los clásicos dejan huella. Siempre. Para bien o para mal. Y si bien la premisa innegociable es ganarlo, hay contextos que potencian la importancia del resultado. Para Rosario Central, la victoria en el clásico no solo era una obligación simbólica por lo que representa el duelo en la ciudad, sino también un impulso necesario para afianzar su gran arranque de año.
El equipo de Ariel Holan supo sortear con éxito un partido chivísimo, de esos que desgastan tanto física como mentalmente. Y lo hizo con oficio, sosteniendo la intensidad y cerrando con tres puntos vitales que le permiten seguir con el pie en el acelerador rumbo a los octavos de final.
La trascendencia del triunfo tiene un doble impacto. Por un lado, el valor emocional innegable de haber ganado el partido que ningún hincha quiere perder. Pero, por otro, una consecuencia numérica que posiciona al Canalla en el lote de equipos que pelean arriba. En un torneo corto donde cada punto cuenta, Central supo transformar el contexto en una ventaja.
Demostrar con hechos, no con palabras
Los números previos marcaban que Central llegaba mejor. Tenía mejores resultados, un equipo más consolidado y el envión de haber sido protagonista en su zona. Pero todo eso debía trasladarse al campo de juego. Y lo hizo. Con autoridad.
No le tembló el pulso cuando la tensión del clásico se hizo sentir, ni dejó espacios para que la presión le jugara en contra. Central cumplió con lo que se esperaba de él. Y quizá un poco más.
Porque a la escalada en la tabla ahora se le suma el envión anímico de haber ganado el partido que todo hincha espera con ansiedad. Con duelos clave por delante, este triunfo le da un plus para encarar lo que viene con confianza renovada.
Los goles, lo de menos: Central ganó y eso es lo que importa
¿Cómo lo ganó Central? No importa. O, al menos, no tanto. Lo importante es que lo hizo. Claro que hubiese sido ideal para los hinchas un resultado más holgado, con goles de otro tipo, más vistosos. Pero los tantos de pelota parada valieron lo mismo. Y valieron muchísimo.
Este equipo de Holan se acostumbra a los momentos importantes. Llegó con la obligación de ganar, con la presión de demostrar y con la necesidad de validar su buen presente. Cumplió con todas. Central está en su momento dulce. Con un andar sólido, se sacó de encima un clásico y sigue con paso firme su camino en la Copa de la Liga.