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El Gobierno anuncia el cierre de la ex Ciccone Calcográfica como parte de la reestructuración de la Casa de Moneda

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En una medida que busca reducir los gastos estatales y poner fin a una de las instituciones más cuestionadas por su historia de corrupción, el portavoz presidencial Manuel Adorni anunció el cierre definitivo de la ex Ciccone Calcográfica. La decisión se enmarca dentro de un plan de reestructuración integral de la Casa de Moneda, con el objetivo de mejorar la eficiencia en la gestión pública y optimizar los recursos del Estado.

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Un cierre marcado por la corrupción del pasado
La ex Ciccone Calcográfica, ahora conocida como Compañía de Valores Sudamericana, quedó en el ojo de la tormenta tras el escándalo de corrupción que involucró al exvicepresidente Amado Boudou. En su momento, la empresa fue adquirida por un entramado de sociedades fantasmas, lo que derivó en uno de los casos judiciales más resonantes de las últimas décadas en Argentina.

Adorni, al respecto, fue tajante: «El Gobierno Nacional va a avanzar con la disolución de la Compañía de Valores Sudamericana, la ex Ciccone Calcográfica, recordada por uno de los casos de corrupción más grandes de las últimas décadas». Esta empresa, que durante años se dedicó a la impresión de billetes, pasaportes, patentes de autos y estampillas, se convirtió en un símbolo de las malas prácticas administrativas que llevaron al despilfarro de recursos públicos.

Una deuda millonaria y un costo insostenible
En su explicación, Adorni detalló el desastroso estado financiero en el que se encontraba la empresa: «La mala administración de la gestión anterior representó un verdadero despilfarro de recursos con deudas que hoy ascienden a 371 millones de dólares, un patrimonio negativo de 78 millones de dólares y un resultado bruto negativo de 20,5 millones de dólares». Estas cifras dan cuenta de la severa ineficiencia con la que operaba la imprenta estatal, lo que la hizo inviable en términos económicos.

Además, Adorni criticó la decisión del gobierno anterior de no emitir billetes de mayor denominación, lo que obligó al país a incurrir en un gasto descomunal por la importación de billetes de menor valor. «Desde el año 2020 se gastaron 4.700 millones de dólares en importar billetes», puntualizó, dejando claro que esta política tuvo un impacto directo en las finanzas nacionales.

Recursos humanos y bienes inmuebles: otro foco de despilfarro
Uno de los puntos más controversiales que surgió durante la reestructuración fue el manejo de los recursos humanos y los inmuebles pertenecientes a la Casa de Moneda. Según detalló Adorni, la dotación de personal creció de manera desmesurada durante la gestión anterior: «Se incorporaron 211 personas, llevando la dotación a más de 1.300 empleados». Además, se descubrieron gastos extraordinarios, como la financiación de cuatro inmuebles y el funcionamiento de un jardín de infantes interno llamado «La Monedita», que gastaba 1.200.000 pesos por niño al mes.

Este jardín de infantes, que atendía a solo 60 niños, empleaba a 31 personas, lo que generó críticas por el desbalance en los recursos destinados. «Había prácticamente, cada dos chicos, una persona allí contratada», denunció Adorni, dejando en evidencia la falta de criterio en la distribución del personal.

Otro de los ejemplos de despilfarro mencionados fue el servicio médico de la Casa de Moneda, que en un lapso de cuatro años pasó de tener dos empleados a ocho, con un costo anual de 370.000 dólares. «Imaginen el presupuesto, el despilfarro que hasta tenían dinero para administrar dentro de este delirio un jardín de infantes», añadió el portavoz, subrayando la necesidad de poner fin a estos gastos.

Una reestructuración para mejorar la eficiencia del Estado
La decisión de cerrar la ex Ciccone Calcográfica y reorganizar la Casa de Moneda es, según Adorni, una medida clave para mejorar la eficiencia del Estado. En un contexto donde el país ya no imprime billetes para financiar la política, mantener una estructura tan costosa resulta insostenible. «En la Argentina, que ya no imprime billetes para financiar la política, la verdad es que poco sentido tiene seguir con este absoluto despilfarro para mantener una estructura al servicio de los degenerados fiscales», concluyó Adorni.

El cierre de la ex Ciccone marca un punto de inflexión en la política de gestión pública de la actual administración, que busca poner fin a las ineficiencias y mejorar la administración de los recursos estatales. Con una deuda millonaria heredada, la reestructuración apunta a ajustar el gasto público y evitar nuevas crisis financieras vinculadas a la mala administración de organismos como la Casa de Moneda.

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