Newell’s Sigue Sin Encontrar su Mejor Versión y Cae Ante Vélez
A Newell’s le cuesta todo. Ni siquiera ante una discreta actuación de Vélez fue capaz de retornar de Liniers al menos con un punto. No le alcanzó con la lucha. Y el fútbol, una vez más, no apareció. Nada distinto a lo que expuso en la opaca victoria sobre Platense en la primera fecha de la Liga. Ni tampoco en el aún más deslucido triunfo sobre Riestra en la Copa Argentina. Su funcionamiento resulta endeble. Y con grietas que, ante un rival del nivel del equipo de Liniers, cuestan demasiado. Como en ese error defensivo que Brian Romero usufructuó y que castigó a la Lepra a la derrota por 1 a 0. Mínima, sin grandes diferencias en el desarrollo del partido, pero caída al fin.
El plan de Newell’s fue claro desde el inicio. Se propuso quitarle el ritmo al encuentro para no sufrir la velocidad del conjunto local. Lentificó el desarrollo, en cada pelota detenida, saque lateral o de arco. Se resignó a tener menos la pelota, sin importarle demasiado.
Con menos recursos, la Lepra tuvo la primera aproximación seria, nacida del pie zurdo de Banega. El Diez mandó el centro pasado y el Colo Ramírez le entró de cabeza, sin dirección, a donde estaba parado Marchiori.
El objetivo rojinegro se fue cumpliendo. Velez no lograba imprimirle a su juego la celeridad de movimientos que lo caracteriza. Pero le alcanzó con que Pizzini metiera un pase filtrado, Glavinovich tire la posición adelantada, sin darse cuenta que Martino habilitaba a Romero y el punta definiera con un tiro cruzado para que el local rompiera la paridad.
La fórmula de Newell’s cambió. Presionó arriba, asumiendo mayores riesgos.
Más con empuje que juego, se acercó al empate. El balón detenido fue el recurso excluyente. De un tiro de esquina, Martino le dio de zurda y se fue cerca. De otro córner, la recibió Francisco González y el cabezazo posterior de Velázquez se fue alto. Y de un tiro libre pateado por Banega, Ramírez conectó de arriba sin lograr meterla.
El esfuerzo de la Lepra compensó su escasa dosis de fútbol, contando con mayores ocasiones de riesgo que Vélez. Pero el último subcampeón de la Copa de la Liga cuenta con variantes que aparecen hasta cuando su rendimiento no es el mejor. Y si no hubiese sido por el mano a mano que Hoyos le interceptó a Aquino en el cierre de la primera etapa, la Lepra se hubiera ido al entretiempo con un 2-0 adverso.
Tirado no fue menos que la mayoría, pero dejó la cancha antes de la reanudación del partido para el ingreso de Aguirre. El propósito fue que Newell’s ataque con tres delanteros y no dos, modificando el esquema 4-3-1-2 por el 4-3-3. La intención de Larriera fue tener mayor agresividad por afuera.
Newell’s estuvo siempre en partido. Por la diferencia mínima del marcador. Por la ineficacia de Vélez para construir juego, al margen de que en una desinteligencia entre Hoyos y Velázquez casi aumenta Romero. Y por la predisposición de la Lepra de buscarlo, pese a las limitaciones.
Este Newell’s, al que no le sobra nada, no puede otorgar el hándicap de desaprovechar lo poco que tiene. Y Ramírez lo hizo una vez más en la noche de Liniers. Gonzalez llegó hasta el fondo, le metió el centro atrás y el uruguayo la cruzó delante del arco, sin embocarla. Si el goleador no acierta, entonces es muy difícil.
Larriera fue metiendo más variantes desde el banco, sin que el fútbol aparezca. Solo algunas dudas que mostró Vélez alentaron con la posibilidad de un empate. Una igualdad que nunca llegó por la impericia rojinegra. Con un rendimiento que no cambió a los anteriores. Lo único que cambió en Liniers fue el resultado adverso, dando la imagen de un conjunto, y un entrenador, que no encuentra las respuestas necesarias para mejorar. Es lo preocupante.