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Central no tuvo reacción y cayó 3-0 en Lanús

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Llegaba con expectativa, se fue con desilusión. Goleado y sin reacción. Central contuvo un tiempo a Lanús pero después fue ampliamente superado por el granate y cayó 3 a 0. Paso atrás para el equipo de Miguel Ángel Russo.

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El partido comenzó con un tímido control de Lanús, que ubicó a sus laterales bien abiertos para hacerle la cancha bien grande al equipo de Russo. Central, bien ordenado con un clásico 4-4-2, no se desesperó por no tener la pelota y propuso robar rápido en el medio con Kevin Ortíz y resolver en dos o tres pases para aproximarse al arco local. La primera gestación interesante del canalla llegó con Alejo Veliz bajando una pelota de pecho, Gino Infantino recibió, sacó un centro a la olla y el 9 se anticipó a todos con un cabezazo que desvió el 1 granate.

La primera clara del local llegó recién a los 27 minutos cuando Braian Aguirre se le escapó a Lucas Rodríguez, sacó un centro al área, Franco Troyansky conectó de cabeza y la pelota se fue besando el palo izquierdo del arco custodiado por Gaspar Servio. Un aviso en medio de un partido cortado (muy hablado) y poco jugado.

El encuentro se tornó chato, situación que le convino a Central porque dejó de sufrir los embates granates (tibios, pero embates al fin). Lo controló a costa de una inexpresión desde el juego. Se dedicó a luchar más que a proponer.

Cuando el primer tiempo se extinguía, Juan Cruz Komar empujó levemente a Tomás Belmonte en el área, el árbitro Nicolás Lamolina no dudó y cobró penal. Por suerte para Central, Troyansky se nubló y mando la pelota a la tribuna. No quedaba tiempo para mucho más y el 0-0 fue espejo de lo que se vio en el terreno de juego.

Central era deficitario en la generación de fútbol, Russo lo leyó y mandó a la cancha a Jaminton Campaz en el complemento. El colombiano fluctuó libre detrás de Veliz (a veces a su lado).

Cuando el canalla se había animado a adelantarse en el campo, recibió dos mazazos que le hundieron las expectativas. A los 54’ Luciano Boggio armó una jugada por derecha, arrastró marcas, descargó en Troyansky y éste sacó un latigazo rasante para el 1-0. Apenas cinco minutos después, el Pepo De la Vega aprovechó una desinteligencia de Servio que salió mal, le dejó la pelota servida y facturó para el 2-0.

Los de Russo sintieron el impacto y no reaccionaban. “¡Salgan, salgan!”, gritaba Veliz y hacía el gesto con las manos hacia adelante. Pero no había caso. Central estaba perdido en la nebulosa. No apretaba, no generaba y mucho menos se contagiaba entre sí. Pareció rendirse a los pies de un Lanús que manejaba la tarde a su gusto.

El golpe de nocaut llegó a los 71’, otra vez De la Vega hizo lo que quiso, ejecutó un centro venenoso al corazón del área, apareció el ingresado Franco Orozco pidiendo permiso y colocó el 3-0.

El desenlace fue un manojo de situaciones aisladas para el canalla, que se sucedían casi por la inercia de intentar algo para no volverse vapuleado. Central chocó contra sí mismo y contra un rival que en 45 minutos lo manejó como un títere y montó el show que quiso. Ni siquiera hubo atisbos del equipo luchador que se vio en las fechas anteriores. Central faltó a la cita y se lo cobraron caro.

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