La demanda en el transporte ya llegó al 75% de la pre pandemia
A pesar de la normalización de todas las actividades y el comienzo de clases, aún faltan 120 mil pasajeros para que el sistema de colectivos vuelva a las cifras previas a la pandemia. En 2019 se subían unos 450 mil pasajeros un día de semana normal, y el último dato actual indica que hubo 320 mil diarios, unos 100 mil más que en febrero. La expectativa es que con la vuelta a la presencialidad total de las clases universitarias este número pueda trepar arriba de los 350 mil.
Pero mientras crece la demanda de los usuarios, y a pesar de las promesas de monitoreo constante del Ejecutivo, el servicio de transporte está en crisis, porque no logra satisfacerla. Largas esperas, recorridos fusionados que hacen caminar de más a los vecinos, y servicio nocturno casi inexistente que los expone a la inseguridad son parte de ese panorama. La condenable agresión con piedras que una mujer cometió contra la línea 122 el pasado miércoles en el centro de la ciudad es un exponente del hartazgo.
A comienzos de marzo, apremiado por las quejas de los ciudadanos, el municipio anunció un refuerzo de 140 unidades para la vuelta del ciclo lectivo. Sin embargo, la flota tiene hoy 606 coches, cuando en 2019 eran 691. Todas estas circunstancias han hecho que se bajen usuarios de los colectivos, que optaron por otra manera de movilizarse como la bicicleta, moto, a pie, en auto particular, taxi o remís, muchas veces ilegales, que se han multiplicado junto con la necesidad y el desempleo.
Pliego trunco
¿Cuál es la salida? Más allá del reclamo de subsidios a la Nación y la provincia, o que se engorde el fondo compensador municipal con algunos aportes extra, todas medidas de corto plazo, la única manera virtuosa de que siga funcionando el sistema es que los rosarinos se vuelvan a subir al colectivo porque el principal ingreso son los boletos abonados. Y aquí aparece otro punto del problema: nunca se activó el nuevo sistema con un servicio de calidad que podría persuadir a los rosarinos de retornar al transporte público.
En 2013, Mónica Fein anunció que la ciudad iba a tener otro sistema de transporte. En 2016 lo envió al Concejo, se discutió y se aprobó con modificaciones. Se convocó a una licitación, se adjudicó en 2018, pero hoy no está activa. Lo único que se hizo fue modernizar un poco las unidades, con acceso a personas con discapacidad y climatización.
En el debe quedó la implementación de grandes coches como los del trole o los articulados que circulen por las avenidas y los de menor porte que entren a los barrios, el centro y macrocentro. Tampoco están las ruedas de empalme y trasbordo que iban a ser puestas en marcha. Y mucho menos los 800 coches que establecía el nuevo pliego.
En cuanto a las empresas, permaneció la histórica Rosario Bus, se fusionaron la vieja Mixta y la Semtur en una sola empresa municipal, la Movi, y se sumó un nuevo prestador privado, El Cacique, que es el que justamente hoy está brindando la peor calidad de servicio, con mayor número de incumplimientos como falta de coches y deficiencias en las frecuencias, y hasta cuestionado por el propio oficialismo.
En el medio llegó la pandemia, que además del home office y la educación virtual, generó un replanteo en la forma de movilizarse en las ciudades porque muchos comenzaron a ver el transporte público como posible foco de contagio y los pasajeros bajaron a 20 mil por día. En tanto, en 2020 hubo 100 días de paro por demoras en la llegada de fondos. A medida que se fueron recuperando actividades, el transporte fue sumando pasajeros, pero esa recuperación no fue en la misma sintonía que en otros rubros por las distintas circunstancias sanitarias. Para diciembre de 2020, recién se habían subido 175 mil pasajeros diarios.
Con esta estrepitosa caída de boletos cortados, el sistema entró en emergencia, se recortaron servicios, desaparecieron o se combinaros líneas, y la sustentabilidad financiera corrió serio riesgo. Con el inicio del ciclo lectivo 2021, ese número subió a 250 mil pasajeros en promedio, y en el segundo semestre del año la recuperación comenzó a acelerarse, llegando a superar los 335 mil. Hoy, con la vuelta a cierta normalidad y un número que llega al 75 por ciento de lo que transportaba en la pre pandemia, el municipio parece lento para reaccionar.
Además de los 140 coches que salieron a la calle y aún no alcanzan para sostener la demanda, el Ejecutivo anunció que la empresa Movi inició el proceso para la compra de 20 nuevas unidades cero kilómetro. En paralelo, instó a los dos prestadores privados a que, ya con un panorama de mayores certidumbres, comiencen a invertir en el sistema bajo amenaza de medidas y sanciones más severas a los que no cumplan con el compromiso.
El panorama no es solamente propio de la ciudad de Rosario. Por ejemplo, en Córdoba durante el 2021 la cantidad de usuarios fue menos de la mitad que en 2019. En Bahía Blanca se recuperó solo un 60 por ciento de pasajeros. En el plano internacional, en Barcelona se alcanzó el 80 por ciento de los pasajeros que viajaban antes del Covid, y en Málaga un 70 por ciento.
La foto de hoy
En este marco, Carlos Cardozo, vicepresidente del Ente de la Movilidad de Rosario, ilustró el panorama actual: «A nivel nacional, si se calman los ánimos quizás se pueda retomar el debate del presupuesto 2022 para aprobar un proyecto que tenía mejoras en cuanto a subsidios para el interior».
Por otra parte, volvió a reclamar a la provincia un fondo compensador, bajo el argumento de que «el transporte urbano de pasajeros es utilizado por miles de personas de toda el área metropolitana del Gran Rosario, pero tiene un déficit que lo bancamos solo los rosarinos, y no es justo».
En ese sentido, dijo que «así como hay un fondo compensador de salud, porque la alta complejidad de los hospitales municipales es utilizada por toda el área metropolitana, le exigimos al gobernador (Omar) Perotti lo mismo para el transporte urbano».
En este marco, pidió volver a tomar los lineamientos del pliego de 2016, poner en práctica las alternativas que dicta, mejorar las frecuencias, incorporar más coches, hacer más previsible el sistema de conectividad, mejorar la app de información en los dispositivos móviles, y la recarga de tarjetas, entre otras cuestiones.
Cruces entre concejales por el manejo del sistema
La concejala Norma López (Frente de Todos-PJ) disparó: “Seisas le echa la culpa a (la ex intendenta Mónica) Fein como si ellos no hubieran tenido nada que ver con esta crisis. Le recordamos que (el intendente Pablo) Javkin, durante la licitación que le otorgó la concesión a la empresa, fue secretario General de la Intendencia y concejal del oficialismo”. Ante esto, la edila oficialista María Eugenia Schmuck contestó: “Parece que el peronismo gobernara otro país. A Javkin le niegan competencias y recursos. Es perverso negarle herramientas y después pedirle que se haga cargo. Cargo tienen que hacerse los que están hundiendo al país”.