Dos años de pandemia: el político del saco azul
«Sin dudas, Miguel estaría hoy al frente de las discusiones nacionales e internacionales: su destino era gobernar, hubiera sido nuevamente gobernador y por qué no candidato a presidente». Contrafáctico, pero seguro, el actual presidente de la cámara de Diputados de la provincia, Pablo Farías, pinta ese supuesto panorama sobre el ex intendente y gobernador Miguel Lifschitz, fallecido el 9 de mayo de 2021, víctima de Covid.
Farías habla con pena de quien fue por años su compañero de militancia y a quien acompañó después, cuando Lifschitz fue gobernador, como ex ministro de Gobierno y Reforma del Estado. Habla también con orgullo del hombre de apellido difícil de escribir y pronunciar y que, según él, «hablaba más con los silencios que con las palabras».
Aunque luego admita que esa frase se la robó a la ex ministra de Innovación y Cultura de la provincia, Chiqui González, Farías remarca que la descripción «lo pinta a Miguel tal cual era».
Y no son los únicos que dirán que públicamente Lifschitz era hombre de pocas palabras. También era formal, austero, serio, tímido, protocolar. Alguien que siempre lucía los diminutos escudos institucionales en la solapa izquierda de su saco azul.
Hasta hace unos años se le veía el de la Municipalidad de Rosario, pero hasta antes de morir había cambiado el símbolo por el escudo de la provincia de Santa Fe.
Ese mismo saco usó un jueves de hace casi un año, recuerda Farías, durante la última sesión de la Legislatura. Se sentó bajo el imponente cuadro del artista Guillermo Roux, «La constitución guía al pueblo», donde la Carta Magna está representada por una bella, escotada y enérgica mujer que encabeza una marcha. Junto a ella, gente de la calle, unida por las banderas argentina y santafesina.
Allí recuerda haberlo visto personalmente y por última vez, Farías, quien recibió como legado y sin preverlo el sillón bordó del Brigadier López: el lugar que permite mirar desde arriba a todos los legisladores.
La charla con La Capital se da en lo que fue la oficina Lifschitz, a pasos del recinto. Allí Farías toma mate bombilla como lo hacía su antecesor.
Es un espacio con dos ventanales desde donde entra mucha luz y se ve, afuera, el verde oscuro del entorno.
Adentro, pocos muebles, también verdes, pero de tono claro. Una oficina ubicada en el ángulo del edificio donde se cruzan las calles de la capital santafesina, Urquiza y 3 de Febrero.
«Miguel era austero en su forma de hacer política y de vivir, cuidadoso con las palabras, nada impulsivo y tremendamente trabajador», dice su compañero de militancia y ex ministro de Gobierno y Reforma del Estado en la gestión del gobernador de Lifschitz.
Cuando se le pregunta qué lo diferencia a él y a Lifschitz, menciona en broma y por segundos: «Miguel era hincha de Rosario Central y yo de Unión de Santa Fe».
Pero inmediatamente se pone serio y resalta: «No hay comparación entre el volumen político de él y mío, Miguel le dio su vida al trabajo político, él estaba de paso por esta Legislatura».
Cuenta que muchos compañeros lo vieron y escucharon virtualmente por última vez a Lifschitz en el zoom de la noche del domingo 18 de abril en que el socialismo ganó la interna con Mónica Fein.
«Hacía unos días que se había contagiado y estaba aislado en su casa tanto como Clara García, su esposa. Hablaba con dificultad y se cansaba, pero estaba contento y los felicitó a todos. Al otro día hubo que convencerlo para que se interne. Nosotros pensamos siempre que saldría, como Palo Oliver (N.de la R. diputado provincial radical) quien padeció la internación y le llevó un tiempo recuperarse pero por suerte se salvó», dice Farías.
Los dos legisladores santafesinos no fueron los únicos políticos afectados por el virus. La primera figura en informar por Twitter en junio de 2020 que había contraído Covid fue el ex intendente de Lomas de Zamora y actual jefe de gabinete de la provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde. Luego, el 6 de noviembre de ese mismo año y tras sufrir complicaciones por el coronavirus, se lamentó la muerte del ex político y director de cine, Pino Solanas, a sus 84 años.
A Lifschitz el turno de la primera vacuna le llegó cuando ya estaba internado. Decenas de banderas le desearon un #Fuerza Miguel en la puerta del sanatorio y hasta su nieta le dedicó un mensaje en una foto «¡Dale abuelo! Te estamos esperando para cosechar higos juntos». Es la imagen pública tal vez más descontracturada de un Lifschitz de espaldas en un jardín juntando frutas junto a la nenita, en short y zapatillas.
De la terapia intermedia Lisfchitz pasó a la intensiva y allí murió luego de varios días intubado. Su velorio, se vio como un escenario de riesgo en medio de la pandemia. Fue inevitablemente multitudinario. La Biblioteca Argentina se llenó de amigos, militantes, afectos y decenas de rosas rojas que caracterizan al partido donde siempre militó volaron sobre el coche que llevaba sus restos.
A pocos meses de su muerte su saco azul con escudo en su solapa, el que vestía para trabajar, es todo un símbolo de su ausencia.
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Idea y fotografía: Virginia Benedetto / Producción periodística: Laura Vilche / Edición de video: Andrés Mancini / Producción general: Lisandro Machain
Esta nota es una de las cinco que conforman la serie «El retrato de tu ausencia». Una prenda de trabajo personal es el homenaje colectivo a todos los trabajadores y trabajadoras esenciales que no sobrevivieron a la pandemia. Este 20 de marzo se cumplen dos años desde que el virus del Covid se quedó con 4.046 vidas en Rosario.