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Prometieron un museo ferroviario y hoy solo hay un tren abandonado

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n uno de los laterales del estacionamiento del shopping Alto Rosario y en paralelo al parque Scalabrini Ortiz la locomotora que perteneció al Ferrocarril Mitre con la inscripción Expreso Oriente y los vagones de madera que supieron ser un restaurante en la provincia de Buenos Aires son lo poco que queda de lo que debió convertirse, de acuerdo a lo pautado en los papeles, en el Museo Ferroviario. Si bien durante los primeros años del centro comercial, además de esa formación, estuvieron accesibles y a la vista del público otros elementos y equipamiento del universo ferroviario ya desaparecido, hoy nada de eso puede recorrerse y la única formación a la vista quedó a un costado, abandonada.

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Como todo lo que sucede en el mundo ferroviario y más aún en ese enclave de la ciudad que supo tener una fuerte capacidad industrial (en 1991 se construyó en esos talleres el último tren sanitario que todavía funciona y lleva el nombre de Ramón Carrillo), quienes integran la Asociación Amigos del Riel conocen al dedillo el derrotero de ese lugar en la zona norte de la ciudad.

El desenlace del ferrocarril durante el menemismo es por todos conocido, lo que señaló Mariano Antenore, miembro de los Amigos del Riel, es que casi como un modo de «lavar culpas» justamente por esa historia, cuando el consorcio integrado por las empresas Irsa y Coto comenzó a desarrollar lo que aún hoy es el Alto Rosario Shopping asumieron el compromiso de hacer lugar en el predio a un museo ferroviario.

Pocas coincidencias

«Incluso fuimos convocados para tener cierta participación, pero lo que terminó sucediendo fue que nuestros criterios chocaron con los criterios arquitectónicos de las empresas, que querían dejar a las piezas en espacios abiertos y ahí dejamos de ser parte», recordó Antenore.

Lo cierto es que con la puesta en funcionamiento del complejo comercial se destinó una parte del sector sur del estacionamiento a las reliquias ferroviarias, en paralelo al parque Scalabrini Ortiz (sobre la calle Central Argentino).

«Eso en un principio estuvo accesible, pero ahora no solo no se puede visitar, sino que además los materiales están como arrumbados, no hay ninguna señalización de un museo en el lugar y aunque en los papeles digan que lo hicieron, eso no tiene ninguna promoción ni figura en ningún espacio de la ciudad como museo ferroviario», agregó.PUBLICIDAD

La locomotora y sus vagones hoy lucen abandonados dentro del estacionamiento del shopping Alto Rosario.

La locomotora y sus vagones hoy lucen abandonados dentro del estacionamiento del shopping Alto Rosario.Foto: Héctor Rio / La Capital

La formación a la vista

La única formación que queda a la vista está presidida por la locomotora «Expreso Oriente», que fue construida en 1963 en los talleres de Escalada y fue traída a Rosario desde de Don Torcuato, provincia de Buenos Aires, donde funcionaba como tren restaurante.

Sobre esa locomotora que supo prestar servicio para el Ferrocarril Mitre, Antenore señaló que «es una de las pocas que podría volverse a poner en marcha en Rosario con arreglos y trabajo, porque es de las únicas que cuenta con todas sus partes, mientras que el resto, como la de Rosario Norte, fueron vandalizadas una y otra vez».

Luego de la inauguración del shopping, el espacio que está detrás de esa formación y que alberga otros vehículos y objetos, como vagones de carga, una autovía (que es como una camioneta que permite andar sobre las vías) y una locomotora a vapor, podía ser visitado por el público.

«Aunque no estaba cerrado, estaba techado», recordó Antenore. Sin embargo, hace ya tiempo que el material quedó allí arrumbado y sin mantenimiento, hay rejas que impiden llegar a ese lugar para verlo e incluso quien quiere hacerlo, recibe la advertencia del personal de seguridad de que ese es un lugar cerrado y no accesible.

Tal es así que pese que a estaba en los papeles y en el compromiso del privado, como señalan desde la asociación, nadie puede afirmar que allí por estos día funcione un museo. Y lo que es peor, pocas marcas quedan de esa historia ferroviaria y productiva de la ciudad. Apenas la vieja formación que cada vez más acumula las marcas del paso del tiempo a la intemperie.

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