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Pobreza en Rosario: fuerte baja en un año, pero con números que generan debate

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La tasa de pobreza en el Gran Rosario cae 4,2 puntos porcentuales en un año y se ubica en el 32,4% en el segundo semestre de 2024, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). La indigencia también muestra una mejora, descendiendo del 10,8% al 8,5%. A nivel nacional, el indicador de pobreza se reduce al 38,1%, en línea con la desaceleración inflacionaria y cierta estabilidad cambiaria.

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En términos absolutos, la pobreza en el aglomerado rosarino afecta a 439.203 personas, mientras que 114.846 se encuentran en la indigencia. Esto significa que 53.969 personas lograron salir de la pobreza y 31.120 dejaron de ser indigentes en comparación con el año anterior. Sin embargo, estos números generan debate sobre su verdadera representación de la realidad social.

¿Mejora real o efecto estadístico?

Uno de los factores clave para la caída de los índices de pobreza e indigencia es la inflación. Luego de la fuerte devaluación impulsada por el gobierno de Javier Milei en diciembre de 2023, que disparó el Índice de Precios al Consumidor (IPC), el ritmo inflacionario comenzó a desacelerarse. Esto se debió, en parte, a la política de «tablita cambiaria» implementada por el Ejecutivo.

Pero hay un dato no menor: el gobierno decidió no actualizar los ponderadores de las canastas básicas, lo que incide directamente en la medición del IPC. Según estimaciones, si el Indec aplicara la nueva metodología que ya tiene elaborada, la inflación en 2024 habría sido 20 puntos más alta. Este ajuste metodológico podría estar maquillando la caída de la pobreza e indigencia.

El impacto de la crisis previa

El contexto de 2023 fue determinante para comprender estos números. La combinación de una sequía histórica que afectó la producción agropecuaria y una inflación descontrolada llevaron los niveles de pobreza e indigencia a récords en Rosario: 46,8% y 18,2%, respectivamente, en el primer semestre de ese año.

Con la asunción de Milei y el ajuste económico posterior, el dólar oficial subió un 118% en diciembre de 2023, lo que provocó una disparada de los precios y, en consecuencia, una mayor precarización social. Sin embargo, la posterior estabilización cambiaria permitió cierta recuperación de los ingresos en términos reales, lo que explica la caída de los índices en la segunda mitad del año.

¿Qué sigue?

El futuro de estos indicadores dependerá de la evolución del salario real, la inflación y la actividad económica. Si bien los datos del Indec muestran una mejora, la sensación en la calle sigue siendo de fuerte deterioro del poder adquisitivo. La reactivación del empleo y la recuperación del consumo serán claves para determinar si esta tendencia se consolida o si, por el contrario, se trata de un alivio momentáneo dentro de un contexto aún frágil.

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