El clásico rosarino: el partido que lo iguala todo
Rosario se detiene. Una vez más, el clásico más pasional del país, ese que divide familias y barrios, se juega este domingo en el Coloso Marcelo Bielsa. Las estadísticas recientes inclinan la balanza hacia Central, que llega mejor en todos los aspectos, con un equipo consolidado y un invicto que refuerza su confianza. Del otro lado, Newell’s transita uno de sus momentos más flojos de la última década y no gana en su casa desde 2008. Pero, claro, es el clásico. Y en un clásico, todo puede pasar.
Porque este partido no entiende de lógicas ni de favoritismos. Es una cuestión de fe, de orgullo, de historia. Es la rivalidad que mejor expresa lo que significa compartir la misma ciudad, las mismas calles, los mismos afectos. Se juega con el alma y el corazón.
La procesión de fe leprosa
El pueblo rojinegro se moviliza, como siempre, en dirección al Parque Independencia. Las banderas, los cánticos, la ilusión a pesar del presente adverso. Saben que el equipo necesita más que nunca el aliento de su gente para dar vuelta una realidad que lo tiene con derrotas acumuladas y sin una identidad futbolística clara.
Mientras tanto, la hinchada canalla se reúne en Arroyo Seco, expectante y confiada. No les molesta el rol de favoritos, pero tampoco se dejan llevar por eso. “Los contextos valen poco, todos los últimos clásicos fueron parejos y este será igual”, advierte Facundo Mallo. Lo dice con la experiencia de haber jugado y ganado estos partidos, sabiendo que el favoritismo, en un clásico, es solo una ilusión previa.
Las valencias de Central
Central llega mejor, sí. Con un equipo consolidado, con refuerzos que no fueron necesarios porque el grupo ya funcionaba. La solidez de Mallo y Quintana en la zaga, la creatividad de Malcorra y la velocidad de Campaz, el peso ofensivo de los que ya saben lo que es ganar este partido.
Newell’s, en cambio, todavía está en formación. La idea de juego de Soso aún no se afianza, los refuerzos buscan su lugar y el equipo necesita imperiosamente una victoria que le devuelva el alma. Banega, Navas, Cocoliso, Silvetti… todos ellos tienen en sus pies la posibilidad de cambiar la historia.
Las cargas de uno y otro
Es un partido que pesa. Es un duelo que deja marcas. Se juega con el corazón, pero también con la cabeza. Central sabe que tiene todo para ganar, pero también que la confianza excesiva puede ser su peor enemigo. Newell’s entiende que no tiene margen de error, pero que justamente en esa necesidad puede encontrar su mayor fortaleza.
Desde los bancos, Holan se muestra sereno, con un plan claro. Soso, en cambio, sabe que es a todo o nada. Las dirigencias viven el partido con la misma intensidad que los hinchas. Porque esto es fútbol, sí, pero en Rosario, este partido no es uno más.
Newell’s-Central, la ciudad en vilo
No importa cómo lleguen. No importa quién sea el favorito. Durante 90 minutos, Rosario quedará suspendida en una tensión única, en una emoción incomparable. Y cuando la pelota empiece a rodar, solo habrá lugar para la pasión. Porque este clásico, más que cualquier otro, es la esencia misma del fútbol.