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Rosario se rinde al vino: auge de bares especializados y un público cada vez más joven

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La ciudad de Rosario ha sido testigo de múltiples tendencias en el mundo de las bebidas, desde la fiebre de las cervecerías artesanales hasta el boom del gin con tónica y los vermuts artesanales. Sin embargo, la nueva movida que está conquistando la escena nocturna es la apertura de bares especializados en vino. En estos espacios, los clientes pueden disfrutar de una botella con descorche, degustaciones por copa y maridajes con propuestas gastronómicas de alto nivel.

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Una tendencia en alza: el vino se descontractura

Históricamente, el consumo de vino en Argentina estuvo ligado a bodegas tradicionales, a la mesa familiar o a restaurantes y bodegones con platos caseros y parrilla. Pero en los últimos años, los jóvenes han comenzado a redescubrir esta bebida, apostando por conocer más sobre su producción y aventurándose a probar nuevas variedades en un ambiente más relajado.

Según un relevamiento del diario La Capital, actualmente hay al menos quince bares de vino en Rosario, muchos de los cuales funcionan también como vinotecas, ofreciendo botellas para consumo en casa o como obsequio. Estos espacios priorizan trabajar con bodegas boutique, es decir, productores pequeños con ediciones limitadas y procesos de elaboración más artesanales.

Un público joven que se interesa por la cultura del vino

Si bien el público que más frecuenta estos bares se encuentra en la franja etaria de 30 a 45 años, los dueños de estos espacios afirman que cada vez es más común ver grupos de amigos de entre 25 y 30 años interesados en el mundo del vino. Muchos de ellos buscan experimentar con nuevas cepas, probar vinos por copa y participar en catas guiadas por sommeliers.

Victoria Morosini, encargada y sommelier de Corcho, un bar de vinos ubicado en Pichincha, confirma esta tendencia:

«Los jóvenes eligen mucho el vino por copa para probar más cantidad. No son de ir por lo clásico, toman mucho rosado o blanco y cepas no tradicionales como la uva Albariño. Nosotros tenemos un público variado que entiende nuestro concepto, que tiene raíces en la cultura española y la idea de acompañar una copa de vino con una carta de tapeo gourmet.»

En este bar, que abrió sus puertas a finales de 2022, se pueden encontrar más de 250 etiquetas de vino y entre 20 y 25 opciones para degustar por copa, con precios que oscilan entre los $3.800 y $5.500.

Por otro lado, en el barrio de Nuestra Señora de Lourdes se encuentra Merecido Vinos, un espacio que combina una vinoteca con un bar de vinos. Sus dueños, Agustín Doria y Fernán Jacquier, destacan que la clave para atraer al público joven es desmitificar el vino:

«Siempre decimos que hay que desacartonar esta bebida, romper con la idea de que solo la toman quienes saben. En nuestro caso, ofrecemos la posibilidad de elegir la botella como en un shopping de vinos y degustarla en la mesa pagando un descorche.»

Además, para generar una experiencia más atractiva, Merecido Vinos organiza eventos como ferias, lecturas de tarot y ciclos de pintura, donde el vino siempre es el protagonista.

Bares con identidad propia y vinos boutique

Otra de las propuestas destacadas en la ciudad es Estudio Vino, ubicado en calle 9 de Julio al 1700. Allí, además de contar con más de mil etiquetas de vino, los clientes pueden comprar una botella al mismo precio que en una vinoteca y pagar un descorche de $1.200 para disfrutarla en el local.

Su socio, Emiliano Kuriger, explica cómo ha cambiado la percepción del vino en las últimas décadas:

«En los años 90, el vino estaba muy catalogado y asociado a la alta sociedad. Hoy, las bodegas y los bares han logrado que sea una bebida para cualquier momento y público. Nosotros abrimos este espacio porque cuando salíamos de catas no encontrábamos lugares adecuados: la única opción era pedir un vino en un restaurante, donde costaba el doble, o en un bodegón con poca variedad.»

Tanto en Estudio Vino como en otros bares de la ciudad, la apuesta por las bodegas boutique es un diferencial clave. Estos productores ofrecen vinos con un mayor nivel de cuidado en su elaboración, alejándose de las grandes marcas comerciales.

«Nosotros no trabajamos con bodegas masivas. Solo tenemos algo puntual como Rutini o Catena Zapata para regalería, pero el 95% de nuestros vinos provienen de proyectos pequeños y más cuidados. Nos gusta saber qué hay en cada botella y cómo fue elaborado,» agrega Kuriger.

En Merecido Vinos, la presentación también juega un rol clave. Los socios buscan etiquetas llamativas y las exhiben como si fueran cuadros en una galería de arte. La oferta de vinos va desde los $17.000 hasta los $34.000, incluyendo opciones innovadoras como vinos sin filtrar, que requieren ser batidos antes de consumir.

Por su parte, Corcho suma a su propuesta algunas etiquetas importadas, elevando la variedad y el rango de precios. Allí, la carta arranca en $15.000 y llega hasta vinos de gama alta, con espumantes que pueden alcanzar los $500.000 por botella, orientados a un público selecto.

Catas itinerantes: una nueva experiencia para los amantes del vino

Otra iniciativa que crece en Rosario es la de las catas itinerantes. En estos eventos, los participantes recorren distintos bares y vinotecas en una misma noche, probando diferentes cepas y aprendiendo sobre su producción de la mano de expertos.

Uno de los proyectos más destacados en este sentido es Club Río Tinto, fundado por Nicolás Mercol y Ariel Gindín. Este club organiza eventos mensuales en distintos puntos de la ciudad, con degustaciones guiadas, tapeo y actividades interactivas.

«Nos parece una buena manera de dar a conocer espacios que valorizan el vino en Rosario y una oportunidad para que los jóvenes se acerquen a este mundo de una forma más relajada y sin prejuicios,» comenta Gindín.

El próximo evento de Club Río Tinto será el 22 de febrero e incluirá visitas a diferentes bares, degustaciones, tapeo y juegos, con un valor de entrada de $26.000 por persona.

Rosario, un polo enogastronómico en expansión

El auge de los bares de vinos en Rosario es un reflejo de cómo las tendencias de consumo han evolucionado en los últimos años. Con propuestas innovadoras, precios accesibles y una oferta que combina vinos de autor con experiencias gastronómicas, estos espacios han logrado captar la atención de un público joven que antes no se identificaba con esta bebida.

Lejos de ser una moda pasajera, todo indica que esta tendencia llegó para quedarse. Con cada vez más opciones en la ciudad y un público ávido de nuevas experiencias, Rosario se posiciona como un referente en la cultura del vino en Argentina.

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