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El incendio fatal en la whiskería Rilke II: A 45 años de una tragedia envuelta en misterio

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La madrugada del 5 de diciembre de 1979 marcó una de las tragedias más recordadas en la historia de Rosario. El incendio en la whiskería Rilke II, ubicada en Maipú 770, acabó con la vida de quince personas, mientras que otras diez lograron sobrevivir al devastador fuego que consumió el local. Aunque un hombre, Eduardo Antonio Basabilvaso, apodado «Bolita de Barro», se declaró culpable de haber iniciado el incendio, las circunstancias y teorías en torno al caso siguen generando dudas más de cuatro décadas después.

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El siniestro

A las 5:20 de la madrugada, las llamas comenzaron a devorar rápidamente el interior del Rilke II, una «confitería bailable» frecuentada por personajes de la noche rosarina. El lugar, con alrededor de 25 personas dentro, se convirtió en una trampa mortal debido a que solo tenía una salida, la cual fue bloqueada casi de inmediato por las llamas. La mayoría de las víctimas murieron por asfixia, atrapadas sin posibilidad de escapar. Entre los fallecidos se encontraba un menor de edad.

El fuego no pudo ser completamente controlado hasta pasadas casi tres horas, a las 7:50. La intensidad de las llamas y la configuración del local hicieron que las posibilidades de escape fueran mínimas. Aquellos que sobrevivieron lo hicieron gracias a su decisión de atravesar las llamas en los primeros momentos del incendio, aunque sufrieron graves quemaduras, o porque lograron ser rescatados por la policía y un taxista que derribaron una pared trasera del local.

Una investigación con muchas incógnitas

Desde un primer momento, las autoridades establecieron que el incendio había sido intencional, pero el motivo y las circunstancias alrededor del mismo eran inciertos. Los testimonios de los testigos eran contradictorios: algunos aseguraban que un grupo de personas, tras ser expulsadas del local, habían utilizado nafta extraída de un automóvil cercano para rociar la entrada y prender fuego. Otros hablaban de un posible atentado dirigido al dueño del local, Ricardo Rodríguez, quien ya había sido víctima de un ataque en su whiskería anterior, Rilke I, en 1975.

Pese a las diversas teorías, la investigación cambió drásticamente cuando Eduardo Antonio Basabilvaso fue detenido y confesó ser el autor del incendio. Basabilvaso, un hombre con antecedentes delictivos y frecuente visitante de locales nocturnos, afirmó que había actuado solo, impulsado por el despecho y el alcohol. Según su relato, tras ser expulsado del local, compró un sachet de nafta en una estación de servicio y regresó al Rilke II, donde roció la entrada con combustible y le prendió fuego. A pesar de las dudas generadas por otros testigos que vieron a más personas involucradas, Basabilvaso insistió en que actuó por cuenta propia y sin medir las consecuencias de sus acciones.

Las víctimas del incendio

Las quince víctimas del siniestro incluían tanto a hombres como mujeres, de edades diversas. Entre los fallecidos se encontraban:

  • Graciela Drobaldi (25)
  • Raquel Martínez (28)
  • Olga Marcela Andrade (27)
  • Vicente López (27)
  • Ricardo Lebarduzzi (47)
  • Raúl González (44)
  • Ricardo Abreu (30)
  • Fernando Ferrin (17)
  • Rubén Casas (30)
  • Jorge Gantus (22)
  • Ramona Ángela Galeano (30)
  • Pedro Alberto Espíndola (35)
  • Manuel Bueno (44)
  • Celia Juárez (28)
  • Ricardo O’Shea (20)

El incendio conmocionó a la ciudad, y las escenas de desesperación dentro del local quedaron grabadas en la memoria de aquellos que presenciaron el trágico evento. En el lugar no había salidas alternativas y solo quienes conocían bien el local sabían de una puerta en la oficina privada del dueño que conducía a un pasillo hacia la calle Maipú. Sin embargo, la mayoría de las víctimas no conocía esta ruta de escape.

El entorno de la whiskería y las conexiones militares

El dueño de la whiskería, Ricardo Rodríguez, no se encontraba en el local al momento del incendio, pero sus declaraciones posteriores abonaron la teoría de que el incendio fue un atentado. Años más tarde, las sospechas en torno a su figura se vieron reforzadas por las declaraciones de Eduardo «Tucu» Costanzo, un represor de la dictadura militar que mencionó a Rodríguez en el contexto de actividades del Ejército en la localidad de Monje, donde fueron asesinadas 27 personas durante la última dictadura militar.

Costanzo, junto a otro represor, Gustavo Bueno, insinuó que la whiskería Rilke II era frecuentada por militares, y que el incendio pudo haber sido parte de un ajuste de cuentas en el submundo de los locales nocturnos rosarinos. La conexión entre Rodríguez y ciertos sectores represivos de la época dejó abiertas muchas preguntas sobre las verdaderas razones detrás del incendio.

La Liga de la Decencia y el juicio moral

Tras la tragedia, la Liga de la Decencia de Rosario, una organización conservadora conocida por su férrea oposición a los casinos y su postura moralista, emitió un comunicado en el que criticaba la existencia de este tipo de locales nocturnos. Según la Liga, la tragedia era un reflejo de los males de la sociedad, y aprovechó para señalar la presencia de menores en este tipo de establecimientos.

Un caso que sigue resonando

A pesar de que Basabilvaso cumplió su condena por incendio doloso seguido de muerte, las preguntas en torno a lo ocurrido en la madrugada del 5 de diciembre de 1979 permanecen. La tragedia de la whiskería Rilke II sigue siendo un recordatorio de una época oscura en Rosario, marcada por la violencia y el terror que también se trasladaba a la vida nocturna de la ciudad.

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