Noche Negra en el Parque: Newell’s Sufre Otra Derrota y Aumenta la Tensión en el Coloso
El ambiente en el Coloso Marcelo Bielsa estaba cargado de tensión incluso antes del pitazo inicial. Los jugadores de Newell’s, tras la tradicional foto de la formación titular, saludaron a los hinchas solo para recibir una silbatina generalizada. La bronca del público rojinegro se manifestó con fuerza, culminando en un cántico unánime que resonó en todo el estadio: «Que se vayan todos, que no quede ni uno solo». Este clima de hostilidad sería el preludio de una noche que se tornaría aún más oscura para el equipo dirigido por el Gallego Méndez.
El enfrentamiento contra Racing Club, un rival siempre difícil, comenzó en un contexto adverso para la Lepra. Aunque los jugadores intentaron sobreponerse a las críticas y a la presión, fue evidente desde el principio que la noche no sería fácil. A los 20 minutos, un cabezazo de Roger Martínez que pegó en el palo derecho del arquero Lucas Hoyos fue el primer aviso de lo que estaba por venir. Poco después, Martínez capitalizó un hueco en la defensa rojinegra y, con un potente remate desde 25 metros, puso en ventaja a Racing. El gol fue un golpe duro para un equipo que ya estaba al borde del abismo.
Newell’s intentó reaccionar, pero sus esfuerzos fueron en vano. A pesar de algunas llegadas, como un cabezazo de Velázquez que fue bien contenido por el arquero Arias, el equipo mostró signos de impotencia y frustración. El juego era pesado, las piernas de los jugadores parecían estar cargadas de plomo, y la presión de la hinchada hacía que cada pase fuera un desafío monumental. El entretiempo llegó acompañado de otra ola de silbidos e insultos dirigidos no solo a los jugadores, sino también a la dirigencia.
El Gallego Méndez intentó cambiar el rumbo del partido con modificaciones en el equipo, pero los resultados no fueron los esperados. Brian Calderara no estuvo a la altura en el lateral, Matko Miljevic mostró movilidad pero careció de profundidad, y Lucas Besozzi estuvo lejos del arco rival. En el complemento, las oportunidades siguieron siendo escasas para la Lepra, que se mostraba largo en sus líneas y muy tenso en su accionar. Ni siquiera un penal a favor, cobrado a instancias del VAR por una mano en el área de Solari, pudo salvar la noche. El Colo Ramírez, con la oportunidad de igualar el marcador, envió el disparo a las nubes, aumentando la frustración de la hinchada.
El partido era crucial para Newell’s, no solo por los tres puntos, sino por el contexto enrarecido que lo rodeaba. La derrota en el clásico anterior había dejado heridas profundas, y la gestión del Gallego Méndez, así como la actual dirigencia, estaban bajo una fuerte presión. El público exigía una reacción, pero lo que vio en el campo fue un equipo atormentado y sin respuestas.
Con esta nueva derrota, Newell’s se encuentra en una situación crítica. El próximo miércoles, la Lepra enfrentará a Central Córdoba de Santiago del Estero por los octavos de final de la Copa Argentina, en lo que se perfila como una verdadera final para el equipo. Un nuevo traspié podría significar el fin de otro ciclo futbolístico, mientras que una victoria abriría las puertas a un cruce accesible en los cuartos de final contra Temperley. Sin embargo, hoy por hoy, todo parece negro en el Parque. La crisis es profunda, y las soluciones futbolísticas no aparecen, dejando al pueblo rojinegro en un estado de incertidumbre y desilusión.