El calor es un «infierno» también para las escuelas privadas de Rosario y la región
Sin medias, ni jumper ni corbata y hasta con malla y ojotas como si fueran a una colonia de vacaciones, así comenzaron las clases este lunes en algunas escuelas de Rosario para contrarrestar la impiadosa novena ola de calor que tiene casi entre brasas a la región, con una sensación térmica de unos 40 grados y alerta rojo.
Pero el calor, como es lógico, viene siendo impiadoso no solo con los establecimientos educativos locales, sean de gestión pública nucleados en el gremio Amsafé o privada, de Sadop y estén sus docentes afiliados o no. Sino también castiga en los colegios de toda la provincia.
Si hay situaciones críticas en el sur de la provincia cuesta imaginarse cómo la pasan las comunidades educativas de los departamentos de Vera, General Obligado, del que en algún momento tal vez un relevamiento de los gremios o de la cartera educativa puedan dar detalles.
La aclaración sobre las afiliaciones gremiales es necesaria. En la localidad de Venado Tuerto, a unos 150 kilómetros al sudoeste de Rosario, el Centro Agrotécnico Regional (CAR), es un colegio privado que en el secundario cobra cuotas mensuales de 40 mil pesos y no habilita a sus docentes afiliarse al gremio.
Fue un lugar que recibió subsidios del ex gobernador Carlos Reuteman, fue visitado en 2015 por el ex presidente Mauricio Macri, por la líder de la coalición Cívica y amiga del macrismo, Lilita Carrió; que recibió la visita y subsidios del gobernador Omar Perotti y del ministro de Agricultura Julián Domínguez y que ahora no se descarta que sea también visitado por la legisladora Carolina Lozada.
Un colegio para clases altas o sectores aspiracionales, ligados al campo, que creen que con dinero garantizan status y calidad educativa, aunque restrinjan derechos a sus trabajadores o no respeten las normativas contra el Covid como tuvieron que hacer en su momento todos los colegios. Ellos se consideraron «esenciales». Un colegio, además, no confesional, pero que empezó este ciclo lectivo con misa.
En este establecimiento a principios de marzo brindó una charla el médico Adolfo Guzmán, directivo de una consultora, quien asesora al comité de salud y seguridad del CAR. La charla fue sobre carga térmica y la prevención del golpe de calor. Hasta ahí todo bien, pero la institución construyó tres nuevas aulas y no colocaron ventiladores.
«Para los chicos de primero y segundo años, y creo que para los docentes, dar clases y aprender allí es un infierno después de las 9 de la mañana: no se puede respirar», dijo a este diario una mamá que prefirió no dar a conocer su nombre, porque allí a quien critica le dicen «si no le gusta váyase con su hijo a otro colegio», asegura. La mujer insistió: «Me pregunto por qué el Ministerio no inspecciona cómo se dictan clases con este calor, porque si los docentes no pueden hablar y a los padres nos invitan a irnos si nos quejamos…».
Charla del médico Adolfo Guzmán al alumnado secundario del Centro Agrotécnico Regional (CAR) de Venado Tuerto sobre carga térmica y prevención de golpes de calor. Aunque faltan ventiladores en varias aulas del colegio.
Foto CAR
En la Nº 1120, San Martín de Porres, de Cortada León 960, de Rosario es otra la foto pero el calor es el mismo. Es un establecimiento con una comunidad escolar humilde acostumbrada a la falta de agua en el barrio y por supuesto, también en la escuela, absolutamente subsidiada por el Estado.
Posee ventiladores, pero hay salones «asfixiantes» dice la maestra de segundo grado Mariel Paulucci quien confesó que para contrarrestar a los calcinantes rayos de sol, los docentes echan mano a la «rotación» como si jugaran un partido de vóley.
«Nos vamos trasladando a los salones algo mas frescos, más que aulas móviles estos son maestros y alumnos móviles», ironizó la docente.
Menos ropa y más sentido común
La Capital publicó este lunes otros ejemplos que suceden en Rosario, más allá de que el Ministerio de Santa Fe resolvió la semana pasada suspender las actividades deportivas debido a las altas temperaturas, pero pretende que se respete el calendario escolar a rajatabla.
En la primaria del colegio La Salle resolvieron, con buen criterio, no obligar a vestir el uniforme mientras dure la ola de calor. Pero «tratando de respetar los colores». Y los directivos se comprometieron a controlar la actividad física y a que la hidratación de la comunidad sea la acorde a las altas temperaturas.
En el colegio Sagrada Familia, ante condiciones edilicias adversas, en acuerdo con la comunidad educativa se dejó librado a los adultos el envío de los niños a clase en este lunes, pero se aclaró que los docentes estarían en las aula.
«Y sí, tiene que ir a clases -se quejó una mamá- pero y si se descompone mi hija después quién la lleva al médico, yo y debo faltar al trabajo. Todo es engorroso, el ministerio debe flexibilizar las directivas en días extraordinarios como estos, no solo con los alumnos, también con los docentes»,
De esa flexibilización se hizo eco el colegio San José que resolvió que los chicos vayan hasta el viernes próximo con ropa liviana, aunque «no musculosa».